Cuando
el Navegante toca Puerto y se apea en la otra orilla, ha concluido una dura
etapa del trayecto. Ahora puede sentirse más maduro. Sabe que ha crecido, que
pese a los estragos del viaje, lo ha conseguido. Sonríe ante aquello que le
depara la siguiente fase del Camino hacia sí mismo. En estos momentos su Dicha
es total. A partir de AHORA, va a experimentar una nueva aventura que lo
conducirá a saber mucho más de sí mismo y del inmenso, interesante e
inquietante Universo en el que vive y se expresa.
Ha
llegado el momento de abandonar el pasado. Ha llegado el instante de reconocer
todo lo labrado. La experiencia le aguarda para que la aceptemos tal y como ha
sido, sin juicios, ni objeciones, sin cuestionamientos ni interpretaciones.
Pura. Tal cual la hemos sentido. Perfecta, desde nuestra Verdad como individuos
evolutivos. Única. Impredecible.
Es
posible que episodios propios de ese pasado, no puedan todavía entenderse. Es
posible, que suceda, todo lo contrario, que al visualizar nuestro libro desde
la otra orilla, seamos capaces de comprender mucho más. Sea como sea, no se
cuestionará nada.
Ha
llegado el instante de penetrar en el Punto Cristal. Averigüemos donde se
halla.
(pausa)
Comenzamos…
Abrigo
la idea de indagar en mí Ser, desde esta otra orilla, a la que acabo de llegar.
Siento profundamente el lugar. Observo su Belleza. Un paisaje interminable, de
una Luz muy especial, me atrapa. Me dejo atrapar. Puedo a su vez sentir un
intenso aroma. Lo persigo… (minipausa) Dejo que penetre en mis células...
(minipausa) Lo consigo… (minipausa) Lo vivo…(minipausa)
Insisto
en identificar su procedencia. Para ello, camino en dirección a la Vegetación
que se yergue pretérita, ocultando lo que se encuentra tras ella. El profundo
aroma, me envuelve mientras camino hacia tierra firme.
De
repente, una voz dulce expresa mi nombre… (minipausa) Es mi nombre oculto, ese
que sólo reconoce mi Gran Alma… (minipausa) presto atención al susurro…
(minipausa) Escucho mi nombre a la perfección… (minipausa) Sonrío. Sé que quien
me llama, me conoce muy bien. También sé que es la entidad que intuí cuando
alcancé esta orilla. Lo recuerdo. Es ella.
(pausa)
La
vegetación es excelente. Contemplo elevados árboles que despuntan como
obeliscos, alcanzando su objetivo. Verdes de todos los tonos, emergen como
lanzaderas que entregan al paseo, perfectas Elesyas. Suspiro profundamente.
Recuerdo estas flores. Sé que son únicas y que pertenecen a lo profundo del
Reino. Son difíciles de encontrar, pues son las únicas que conservan la pureza
de nuestra identidad. Sus amplios pétalos blancos que como platos, describen un
mandala en espiral, han recogido gotas del rocío de aquella madrugada. Se
acerca una preciosa y diminuta ave. Posa sus patas en una Elesya y bebe el agua
del mandala. Me mira… (minipausa) parece que me invita a imitarla. Dejo que el
agua del rocío de la mañana, se deslice sobre mis labios. Es agua fresca, pura
y clara. Agua que contiene la esencia que colma y despierta mi memoria
original.
Algo
muy poderoso comienza a vibrar en mí.
Permanezco
y siento como toda el agua que contengo comienza a recordar la Fuente Original…
(pausa)
Al
pie de un erecto sicomoro me hallo. Su sombraje, su copa, su extenso y amplio
ramaje, parecen que me abrace. La vibración llena mi Corazón de una energía
inquietante. Por instantes me recuerda a algo frágil. Por instantes a algo tan
fuerte, que lo siento indestructible. Me concentro en la vibración. Puedo ver
cientos de miles de cristales a mí alrededor. La multiplicidad de tonos
irisados que las ventanas de las tallas reflejan, provocan que en mi Ser se
muevan, todas y cada una de sus cuerdas. Percibo las cuerdas, como pequeños
filamentos que se encontraban sumidos en una onda que no les permitía el
movimiento. Los haces de Luz, provocan que las cuerdas se liberen de la
quietud. Percibo una mutante sucesión de algoritmos en mi interior. Algo muy
profundo se está produciendo. Lo sé. Lo acepto. La Fuente de la que partí en su
momento, reclama mi retorno.
-
Voy hacia ti – le contesto.
Permito
que la incipiente onda que se ha anclado en mí, haga su trabajo. Siento a la
perfección la transformación interior. Siento como una Fuente de infinita Luz
me inunda de códigos.
No
me lo puedo creer, de lo más profundo de la cueva en la que los cristales
lanzan luminosos haces, aparece una preciosa entidad. Es inmaculada. Expresa
sabiduría y belleza. Es la viva imagen de la experiencia.
Me
observa con compasión. Sonríe.
-
Bienvenido – me dice, sin voz.
No
puedo por más que sentir el gozo de hallarme allí sólo, con Ella, con esa Gran
Dama a la que puedo reconocer por su halo de magia.
Los
cristales continúan destellando sobre mí Ser, son fases y fases inagotables de
códigos algorítmicos los que se desencadenan en mí aura. Siento que se
estuviera tejiendo un nuevo cuerpo, una nueva forma, ésta vez acorde al Alma
que en breve nacerá. Es tan mágico lo que está sucediendo, que no quiero
perderme un instante de este momento.
Sujeto
con ambas manos a la Gran Dama, la miro a los ojos, permanezco y siento… siento
a TODO vibrar hasta alcanzar la resonancia a la que la Maga me quiere llevar.
Permanezco
y siento…
(pausa)
Algo
estalla con fuerza en mi Corazón. Un oculto y arcaico sentimiento me catapulta
hacia una fase iniciática de mi Alma. Puedo verme a mí mismo como Alma bebé.
Soy dulce, inocente, inquieta… Soy preciosa, vacilante, perfecta…
Puedo
sentir a mis Almas compañeras, a mis hermanas y a mis opuestas. Las miro de
frente a todas.
-
Estamos preparadas para el viaje que nos
espera – le decimos a nuestra Madre.
Ella
nos sonríe. Nos acaricia. Nos muestra el Fuego de partida. Nos observa y
espera. El sentimiento de ese instante arcaico, continúa mostrándome una
vivencia olvidada por mi Corazón. Camino al lado de la Gran Dama, pues es Ella
la única que puede mostrarme lo que en su momento ocurrió.
Permanezco
y revivo la escena, resucitando en ella. Permanezco y siento…
(pausa)
La
escena se traslada ahora a otro momento. Seguimos cerca de un precioso Fuego.
Un Anciano caballero nos relata historias inéditas. Nos habla de galaxias, de
entidades que forjaron grandes imperios. Nos habla de hazañas, de amor y de
esperanza. Nos recita numerosas fábulas, que nos ayudan a mantener en
equilibrio el Alma, para que cuando nos haga falta, recurramos a ellas, a esas
historias colmadas de sabiduría y belleza.
Sabemos
que el Anciano vive para mostrar la experiencia. Vive para mostrarla a Ella.
Cuando el Anciano y la Gran Dama se miran, una fuerte sacudida se debate en mí.
De repente, conecto con su historia, con los eones en los que ambos
evolucionaron por separado, sin poder encontrarse, sin saber el uno del otro,
sin conocerse lo suficiente. Sin saber, ni por lo más remoto que su objetivo
era el mismo.
Las
Almas que rodeamos el Fuego que aviva el Anciano estamos dispuestas a vivir
experiencias. Ninguna lo dudamos. Ninguna tenemos miedo. Ninguna sufrimos de
falsos anhelos. El Anciano se queda ante las llamas. Hoy percibo como su
Corazón sufre. La aventura que comienza, no es fácil. La Gran Dama nos sigue
observando con su halo de compasión en las manos. Nos sujeta. Nos entrega todo
su Amor. Nos suelta y tal y como nos deja ir, sentimos un fuerte vórtice que
nos succiona. Nos da vértigo. Aun así, nos cedemos. Estamos volviendo a sentir,
como nuestra Alma se entregó a la experiencia de la vida en la Tierra.
Reconocemos nuestra voluntad de evolucionar. Reconocemos los motivos que se
dieron. Reconocemos que somos voluntarios al servicio de Todo. El vórtice se
hace casi interminable. Mientras nos deslizamos en busca de nuestro cuerpo para
nacer de nuevo, imágenes del pasado, presente y futuro se mezclan en un único
cuadro. Sé que estoy a punto de nacer. Sé que existe un Plan Global de
Creación. Sé que ese es el motivo por el que estoy aquí, realizando esta
experiencia. Lo sé. Lo sé. No necesito creer, no necesito pruebas. No necesito
nada más. Sólo sé que lo sé.
Tal
y como hago esta contundente afirmación, advierto como en mi Corazón se desvela
un indefinido Punto. Tiene destellos. Sé que es un perfecto Cristal. Lo sé. Lo
siento. Sé que la riqueza de mi experiencia está contenida en ese Cristal. Me
focalizo en ese Punto.
Permanezco
y siento como mi Gran Alma se fusiona con el Punto Cristal. Permanezco y siento
todo el Amor que hay en mí, vibrar…
(pausa)
He
nacido. Soy nuevo en este nuevo Hogar. Me siento lleno. Me siento auténtico. Me
siento aún más cerca de mí y de mi Plan. Todo lo antiguo ha muerto. Lo he
dejado atrás, allí en su lugar. Ahora sé que puedo tocar con mis manos el
Cristal. Es mi Diamante. Es mi riqueza. Es todo lo que en la experiencia
conseguí labrar. Abro mi Corazón, más si cabe a Ella. La observo. Puedo ver a
la Gran Dama bailar. Se trata de un bello vals. El Anciano la viene a buscar.
Sujeta con delicadeza la mano de Ella y juntos se disponen a deslizarse al
compás. La música suena. Permanezco y bailo… Acompaño a los sabios en este
mágico vals.
(larga
pausa)
Mi
Diamante emana todo lo que sabe. El Punto Cristal se ancla en mí como la Verdad
de lo que viví. Mi Plan Personal forma parte de Todo y como tal, también forma
parte del Plan Global. No siento la diferencia. No siento nada más por lo que
luchar. Conozco mi experiencia. La acepto. La miro de frente. La entiendo. La
amo. La agradezco. Extiendo mis brazos a la vida. Grito GRACIAS a la Luz
Divina. Abrazo Todo lo que Soy. Amo.
Así
agradeciendo, permanezco. Aprovecho este momento de íntima comunión con Dios
para agradecerle la Vida que me entregó.
(larga
pausa)
El
AHORA es mi reino, mi Hogar de expresión, mi espacio de creación, mi vanguardia
y la fuerza de mi voluntad. Con la inmensa
gratitud que me aporta este único lugar en el que habita mi Yo, regreso del
plano de conciencia en el que me encuentro, trayendo conmigo Todo lo que Soy.
Así me anclo a Gaia y vibro con ella al unísono.
Siento
como ambos nos nutrimos de un Todo superior y ahí permanezco y siento… siento…
siento… mientras poco a poco regreso a esta dimensión…