Una vez El Despertar del Alma se ha producido, estamos preparados para continuar descubriendo que es aquello que guardamos en nuestro Ser y que muy poco conocemos. Es el momento de desvelar aspectos de nosotros mismos, que se hayan manifestándose en nuestra andadura por los diferentes escenarios de la vida, pero que al conocerlos, nos aportarán más consciencia de nosotros mismos.
En
este camino en dirección única hacia la autoconsciencia, vamos a poder
identificar, reconocer, aceptar y transformar, todos aquellos personajes que
habitan y han habitado en nosotros y que nos alejan del Yo que se ha generado
tras que sinteticemos nuestra experiencia en una preciosa joya.
Ese
Yo se halla en un lugar de nuestro Universo, en el que únicamente se accede
tras finalizar el episodio en el que el Alma Despierta a una realidad superior.
Se trata del Punto Sigma, un Centro en el que yace anclado el Yo, como garantía
del Universo ante nuestra evolución. Alcanzar el Sigma del Yo, es un gran logro
para el Alma. Sabe que este proceso la acerca más a la realidad por la que tanto
se ha entregado todos los días de sus vidas.
En
este Punto, el Alma, pasa a considerarse Gran Alma, pues obtiene los códigos de
resonancia que la portarán hacia la siguiente fase, libre absolutamente de
todas las limitaciones que se había autoimpuesto. Pasa de ser un náufrago que
zozobra en las interminables aguas del gran océano a ser un Navegante, que
conduce su barco a puerto, con la claridad que los diferentes estados de alta Mar
le confieren.
Bien,
realizada esta pequeña introducción, es el momento de Navegar por ese Gran Mar
Cósmico. El Mar de los Navegantes. Adentrémonos en nosotros mismos y
descubramos todos esos misterios que ocultamos, para que de forma definitiva
vean la Luz. Este es el momento.
(pausa)
Comenzamos…
Un
flujo de poderosa fuerza surge del mismo Corazón del Planeta. Gaia está
Despierta. Yo estoy Despierto. Las Almas dormidas advierten que sucede algo.
Puede sentirse como algunas se interesan por ese novedoso estado y como otras,
cierran sus puertas a esta oportunidad global. Somos seres de Conciencia. Respetamos
todo aquello que las personas de nuestro entorno deciden. Sentimos verdadero
Amor por todas las decisiones. Algo entre nosotros y los dormidos se secciona. Se
abre un abismo, se quiebran los lazos que nos sustentaban mientras vibrábamos
en el mismo plano. Sentimos como algo muy profundo nos aleja de aquel lugar
donde se produjeron los primeros encuentros. Pese a todo ello, sentimos como
una gran fuerza nos sigue uniendo por el Corazón. Es la fuerza que le dice al
otro: Si en otro momento elijes de nuevo esta dirección, nos volveremos a
encontrar, pero que sepas que no seré el mismo.
Nos
despedimos de ese plano para siempre y al hacerlo, tenemos la certezade que
todos los personajes que habitan en nuestro Ser y que no pueden alcanzar el
nuevo estado vibracional, también nos dicen adiós, muriendo uno a uno en
nuestro interior para siempre.
Permanecemos
y sentimos la muerte de todos los personajes… acepto, me entrego, permanezco y
siento…
(pausa)
Una
preciosa y cálida onda nos envuelve, sentimos como toda nuestra energía ahora
libre de carga, es abrazada por este vórtice que parece acariciar nuestra Gran
Alma, dándole la bienvenida. Nos permitimos sentir ese flujo vibrar en todas
nuestras células. Fluimos con su movimiento. Parece que naveguemos. Es como si
estuviéramos sumergidos en un Mar de antiguos y arcaicos recuerdos. Fluyo. Me dejo
transportar por las olas. Advierto que estoy navegando por un increíble Mar
abierto. No temo. Me alejo y dejo atrás todo lo conocido. Tengo la certeza de
que abandono para siempre mi pasado.
(pequeña
pausa)
De
repente, una pequeña angustia me sobrecoje. Comienzo a percibir escenas de mis
vidas y experiencias anteriores. Una película pasa ante los ojos de mi alma. El
Mar en calma, me invita a que acepte todo lo que viví. Temo que el Mar se
enturbie, se agite, me devore entre miles de emociones. Me alerto. Aún así los
personajes que se alimentaban de ello, ya no están:
-
Tú elijes – alguien me dice alto y
contundente.
-
¿Yo elijo…? – le pregunto desde mi
ignorancia.
-
Si. Utiliza tu experiencia como bandera. Recuerda
que ésta es tú sabiduría. Aprende a elegir de nuevo y vive la consecuencia.
Tras
estas palabras me relajo. Sé que tengo que enfrentarme a lo que más temo. Tengo
que enfrentarme a mí mismo. Tengo que reconocer todo aquello que fui, que hice,
que provoqué y que sentí. No basta con desear olvidarlo y dejarlo atrás. Acepto.
Ahora lo entiendo.
El
Mar, sigue acariciando mi Ser. Siento Paz. Siento la oportunidad. Me sumerjo en
mi interior y me entrego a Todo.
Permanezco
y siento a mi Ser reconocer y aceptar.
(pausa)
Navego,
buceo, surjo, me vuelvo a sumergir. Al tiempo que todas mis emociones pasan por
mí. Conforme me permito liberar, puedo sentir a un nuevo amanecer llegar. Presiento
que la orilla está cerca, pero sé que aún me queda un trecho por navegar.
Siento
que alguien me acompaña. Lo sé porque una energía de alegría recorre todo mi
cuerpo. Algo me empuja por los pies, hasta elevarme y lanzarme más allá de mi
horizonte, de esa línea que sólo Yo pude poner.
Aaahhh!!!
Son delfines. Me ío con ellos. Siento convertirme en un niño pequeño con ganas
de jugar. Me rodean. Nado con ellos como uno más. Los abrazo. Jugamos. Saltamos,
hacemos piruetas. Me siento un delfín, puedo confundirme entre ellos. La Conciencia
Delfínica me abraza. Siento la alegría de estar con mi familia. Perfectas olas
de este Gran Mar, se convierten en toboganes por los que sumergirnos y saltar. Aprendo
a hacer elevados saltos en el Mar. Ya nada me atrapa. Nada me conduce a
hundirme ni tampoco a naufragar. Ahora sé como se puede cruzar el Mar,
buceando, nadando y aprovechando el flujo que la propia vida te da.
Vibro.
Me catapulto desde lo más profundo hasta lo más elevado, sin más. Lo he
conseguido. Mi Corazón parece madurar. Aunque sigo siendo un niño, siento también
mi ancianidad.
De
repente, escucho mi nombre. Alguien me llama. Es insistente. Oteo el nuevo
horizonte. Me entusiasmo. Por fin puedo ver la otra orilla.
Sé
que estoy llegando al lugar en el que mi Gran Alma tiene algo que recuperar.
Permanezco
y siento, mientras navego acompañado de mi familia delfínica.
(pausa)
He
alcanzado puerto. Por vez primera tengo la seguridad de haber dado con la meta
que me había propuesto. Toco con mis propias manos la arena. Es dorada. Me despido
de los delfines. Ahora sé como nadar con ellos en cualquier momento. Se van
haciendo graciosos gestos. Puedo escuchar sus sonidos, puedo ver sus sonrisas. Sólo
ante la base de este puerto que me entrega la vida, siento que Soy Yo. Soy
quien fui y quien quise ser. Soy quien es. También el que será y el que podrá
ser. Soy lo mejor y más fiel a mí.
Tengo
la certeza de vibrar en el Sigma del Yo. Extiendo mis brazos a la vida. Grito GRACIAS
a la Luz Divina. Abrazo Todo lo que Soy. Amo.
Así
agradeciendo, permanezco. Aprovecho este momento de íntima comunión con Dios
para agradecerle la Vida que me entregó.
(larga
pausa)
El
AHORA es mi reino, mi Hogar de expresión, mi espacio de creación, mi vanguardia
y la fuerza de mi voluntad. Con la inmensa
gratitud que me aporta este único lugar en el que habita mi Yo, regreso del
plano de conciencia en el que me encuentro, trayendo conmigo Todo lo que Soy.
Así me anclo a Gaia y vibro con ella al unísono.